viernes, 18 de diciembre de 2015

*No más cuentos de hadas*



Sé que durar todo un año sin escribir no tiene una excusa válida, pero las redes sociales y su rapidez le han robado a más de uno su interés por el bloggeo, mas cuando la inspiración llega se le da rienda suelta y aquí estoy en esas...

Sé que quienes me conocen saben que he sido una guerrera en todo el sentido de la palabra con un solo enorme defecto: en materia de relaciones he sido muy confiada por lo que siempre salgo herida... MUY mal herida. Punto y aparte.

Siempre fiel creyente de que el amor se siente, se piensa y se vive y sin medir consecuencias confío tanto en las ilusiones que estas acaban por tirarme al piso y siempre  acabo repitiendo en el epitafio de mis intentos LA CAGUE DE NUEVO. 

Me he dedicado a coleccionar historias de amor, y profundas decepciones con sus consabidas aristas que siempre le hacen "el coro" los desencantos y desilusiones. Pero no todo ha sido malo, pues en ese caminar he afinado la capacidad que tengo de recuperar mis fuerzas, la de rearmar mi corazón y sobre todo la de SEGUIR ADELANTE.

He tenido nuevos intentos (todos fallidos) y también he mirado atrás con la esperanza de que un nuevo comienzo le de un giro a mi vida sin darme cuenta de que lo único que consigo con eso es volver a donde nunca debí. Y por consiguiente salir MÁS LASTIMADA que como entre o quedé en el intento anterior.

Lo que se supone que debe ser un tema placenteramente simple se ha vuelto cada vez más complicado y esto me ha hecho dura, fría, desconfiada, y sobre todo TAN PERO TAN INCRÉDULA que ya no creo en ninguna muestra de amor o interés sin al menos dudar en primera instancia de que se trate de una vil broma de mal gusto o un intento de burlar mi inteligencia.

He desarrollado una nueva fase instintiva de supervivencia que se alimenta nada más y nada menos que de el primer amor de mi vida: EL AMOR PROPIO. He aprendido a dejar de vaciarme por completo en las manos equivocadas con la esperanza de recibir lo mismo a cambio, más bien dosifico lo que doy para que mi exceso no vaya a terminar por dejarme rota y sin nada que dar a quien realmente lo merezca.

Me he convertido en un ser solitario que disfruta de su propia compañía, y que no suplica ni por amor, ni por tiempo, ni mucho menos por atención. No malgasto mi tiempo en reproches hacia nadie que no tiene el más mínimo interés en invertir su tiempo en mí.

He cultivado el saludable hábito de sacar a quien no merece ocupar una silla en la mesa de mi vida, y quienes simplemente actúan de forma que me hiere o afecta le indico amablemente la puerta de salida. Sin daños a terceros.

Estoy implementando en mí una nueva forma de querer (cuando me toque hacerlo claro) esa forma que no duele, que no crea ansiedades innecesarias y que no se desvive y ocupa todo el tiempo y espacio de su mente solo en eso. He sepultado esos amores desbocados sin pie ni cabeza donde me desgastaba y no recibía nada.

Hoy educo mis emociones existentes y siembro otras tantas nuevas, de esas que renuevan los deseos y las ganas de vivir sin quitarte la alegría y sin depender de nadie para sonreír, mi curva más hermosa según dicen...

Camino sola, camino LIBRE, sin esperar a que llegue un príncipe azul con el zapato de cristal que perdí una noche de fiesta. Prefiero comprar un lindo par nuevo a mi gusto y que me acomode... Prefiero una noche tranquila en casa disfrutando de lo simple que resulta solo estar ahí en MI LUGAR favorito. CONMIGO.

A estas alturas de mi vida prefiero un millón de veces la dignidad de una soledad TOTALMENTE MÍA antes que una lastimosa compañía.


1 comentario:

NL dijo...

Algunos aprende en función de prueba y error, no desmayes.