*Amor Saludable*

El amor saludable es un amor apuntalado en la dignidad humana, en la convicción de que una buena relación favorece el desarrollo del potencial humano y lo reafirma.

 

El amor saludable nace de un sentimiento apreciado y vital que no se corrompe fácilmente. Es fuente de alegría y de ternura, es deseo, admiración y compañía.

 

No es un amor perfecto pero si valorado y cotizado por lo alto, sin pretensiones celestiales ni astrales. Amor tan terrenal como justo. Amor bien calculado, sin devaluaciones, tasado en su punto, cercano, precioso, respetado, pero no indestructible. Requiere de un trabajo diario y de un cuidado extremo para que nada pueda dañarlo NI SIQUIERA LA RUTINA.

 

El amor saludable no es un amor completo y definido de una vez por todas; más bien se trata de una orientación que nos permite reinventarnos junto a la persona amada cada día. Es una exquisita mezcla de razón y emoción, al servicio de una vida de pareja apacible.

 

Hay que tener muy claro que puede haber admiración sin amor pero JAMAS amor sin admiración. El gusto por la esencia del otro, por sus logros, por lo que representa como persona, es imposible si la atención esta focalizada en sus errores.

 

Una relación sin ternura, sin mimos ni contemplación, sin caricias ni sonrisas, sin abrazos ni halagos, sin los "Te Quiero" y "Te Amo" y sin besos es letra muerta.

 

La expresión de sentimientos positivos es quizás el principal alimento de una relación de pareja y, por ello, una relación afectiva sin empatía, es inconcebible. Si no existe congratulación ("Tu alegría me alegra") ni compasión ("Tu dolor me duele"), no hay conexión.

 

El amor saludable se regula a si mismo, se organiza alrededor del otro y del propio "yo".

 

Por eso es necesario quererse uno mismo, cuidarse, mimarse y auto valorarse lo suficiente antes de entrar en una relación de pareja, para no dejarse cosificar en el nombre de un amor que en vez de enriquecer tu vida y hacerte crecer emocionalmente lo que haga sea estancarte, atrasarte y hacerte sufrir.

 

Quizás sea por eso que los que hemos fracasado en nuestras relaciones anteriores disponemos de una información invaluable: hemos tomado conciencia de lo que NO SOPORTAMOS, LO QUE NOS DISGUSTA Y LO QUE NO ESTAMOS DISPUESTOS A NEGOCIAR.